¿Por Qué no hay Dimisiones en España?

Publicado en Actualidad el 11 February, 2013

Casos de corrupción - Los políticos no dimitenBuena parte de los informativos están dedicados a todos los casos de corrupción que salpican nuestro país: Bárcenas, Urdangarín, Gürtel, EREs en Andalucía, ITVs en Cataluña...

Pero sorprende que prácticamente no haya dimisiones. Parece que en este caso estamos confirmando el tópico "Spain is different".

¿Por qué somos diferentes al resto de países europeos?

Casos en Europa

Recientemente ha habido casos de escándalos políticos mucho menos graves que los que tenemos en España y se han saldado con la dimisión del político de turno:

La Universidad de Düsseldorf retiró el título de doctora a la ministra de Educación alemana tras haber comprobado que buena parte de su tesis había sido copiada.  Unos días más tarde dimitió de su cargo, aunque sigue defendiendo su inocencia.

Chris Huhne, número 2 de los Liberal Demócratas británicos, dimitió hace unos días tras descubrirse que hace 10 años mintió diciendo que era su mujer y no él la que conducía su coche para evitar perder los puntos que le quedaban en su carnet.

¿Por qué no pasa esto en España?

Corporativismo Político

Hace unos días encontré este artículo de César Molinas que describe la situación actual y la historia de cómo se ha llegado a la situación política actual.  Estos son algunos de los puntos más importantes:

De Profesión: Político

En la época de la Transición la clase política estaba compuesta por profesionales de diferentes ámbitos que llegaron a la política para ayudar a construir el país. Además la mayoría estuvieron sólo de forma transitoria.

En la actualidad la mayoría de los políticos tienen un punto en común: provienen del grupo de jóvenes promesas de su partido correspondiente.  Esto no es algo malo en sí mismo.  El problema es que normalmente la única experiencia laboral que tienen es esa.

Los Políticos Rinden Cuentas a las Cúpulas de sus Partidos, no a los Votantes

En teoría los políticos deben responder ante los votantes.  Pero en la práctica eso no es así. Y esta puede ser una de las razones por las que la palabra dimisión sea algo casi inédito en nuestro país.

Efectivamente para ser elegido en unas elecciones los ciudadanos han de votar al partido correspondiente.  Pero para entrar en las listas hay que hacer méritos con la cúpula del partido, no con los votantes.  Los votantes suelen votar al partido sin preguntarse quién va en la lista, así que aparecer lo suficientemente alto en las listas garantiza la elección.

Por eso sigue habiendo listas en las que imputados por corrupción siguen saliendo elegidos.  Si tuviéramos que votar a la persona en concreto y ésta hubiera perdido nuestra confianza, podríamos elegir no votarle aunque representara a un partido con el que estamos alineados.  Eso daría más poder al elector y haría que los partidos eligieran más cuidadosamente a sus candidatos.

Y la lealtad al partido no solo se recompensa con un puesto en las listas.  Hay muchos más puestos disponibles para los que demuestran fidelidad a la cúpula del partido: fundaciones, empresas públicas, asesores...

La Solución la Tienen los Políticos

Cuando se habla de modificar la legislación de sectores como la banca o la energía, las grandes compañías ejercen presión para obtener una legislación favorable a sus intereses.  Y en ciertos casos la separación entre la política y dichos sectores se hace difusa.  Sólo hay que ver la cantidad de ex cargos públicos que asesoran o forman parte del consejo de estas empresas.

Pero, ¿y cuando los políticos tienen que legislar sobre aspectos que les afectan directamente?

¡Eso sí que es un conflicto de intereses!

Una Gran Oportunidad

Es evidente que la confianza de la sociedad en los políticos está en bajos históricos. Pero los políticos tienen a su vez una gran oportunidad para recobrar la confianza de los ciudadanos.

¿Qué tienen que hacer?  Si quieren volver a ganar nuestro respeto deben hacer varias cosas:

  • Cambiar las leyes para mejorar la transparecia de todas las instituciones.
  • Limpiar sus casas. No deben esperar a que la Justicia investigue.  Deben tomar la iniciativa y limpiar la corrupción en sus filas.
  • Cambiar la legislación para que los cargos electos respondan en mayor medida ante los ciudadanos y no ante la dirección de su partido.
Esperemos que empiecen a dar pasos en este sentido.  La confianza internacional que tanto pregonan los políticos empieza en casa. Si los propios españoles no confían en sus líderes, dificilmente lo harán desde el extranjero.